El nuevo presidente de Correos, Pedro Saura, ex presidente de Paradores, se ha aproximado a los sindicatos, con quienes su antecesor, José Manuel Serrano tenía un enfrentamiento total. El nuevo convenio colectivo parece haberse estancado y empieza a hablarse de posibles huelgas de Correos en Extremadura, Bilbao y Madrid.
Y es que los gastos de personal son el gran desafío de Correos: suponen unos 1.600 millones de euros anuales, que es aproximadamente la misma cifra que genera la compañía pública por su actividad postal y de paquetería. En este contexto es en el que el equipo ejecutivo plantea la posible reducción de personal, algo en lo que obviamente no van a ceder los sindicatos con facilidad.
La plantilla actual de Correos es de aproximadamente 50.000 empleados, que esperan con ansiedad la reducción de pérdidas de la compañía, que se elevan a 1.000 millones desde la llegada del anterior presidente, hace cinco años. El nuevo director de Recursos Humanos, Fernando Ramírez, nombrado por Belén Gualda, presidenta de SEPI y con quien trabajó en Airbus, parece haberse topado con un convenio colectivo que está superando los límites de su paciencia negociadora.
Los sindicatos y otras fuentes conocedoras de Correos saben que el último ejercicio con Serrano al mando, 2023, presentará unas pérdidas en torno a 150 millones de euros, una cifra mejor de lo previsto teniendo en cuenta la mala gestión y el ambiente catastrofista con el que el anterior presidente dejó la compañía. Aun así, Serrano mejoraría los datos de 2022 (perdió 217 millones de euros), y dejaría al nuevo presidente, Pedro Saura, el difícil reto de mejorar las cuentas de 2023. El desafío es enorme, sobre todo teniendo en cuenta que no contará con dos ingresos importantes que se verán especialmente menguados; especialmente, uno de ellos, los 150 millones que recibió por el trabajo realizado en las Elecciones Generales de julio.
