La presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, ha anunciado la creación de un «museo de sitio» en el yacimiento tartésico de Casas del Turuñuelo, un museo concebido y organizado en el mismo lugar donde se ha descubierto el patrimonio natural, arqueológico y cultural con el fin de protegerlo y de fomentar el turismo y la investigación.
La jefa del Ejecutivo extremeño ha hecho este anuncio durante su visita a las excavaciones, donde el equipo investigador del CSIC, dirigido por Sebastián Celestino y Esther Rodríguez, acaban de iniciar la sexta campaña. Además, la presidenta, que ha estado acompañada por la consejera de Cultura, Turismo, Jóvenes y Deporte, Victoria Bazaga, y por la directora general de Bibliotecas, Archivos y Patrimonio Cultural, Adela Rueda, ha informado de la apertura, a finales de año, de la Sala Tarteso en el Museo Arqueológico de Badajoz.
Tras felicitar al equipo investigador, que fue galardonado con una Medalla de Extremadura, Guardiola ha asegurado que cada campaña es «un regalo para el patrimonio arqueológico de Extremadura«.
Por ello, la Junta también apoya los trabajos de excavación con una partida específica en los Presupuestos, de 200.000 euros, a través de la Secretaría General de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Consejería de Educación, Ciencia y Formación Profesional.
Finalmente, María Guardiola ha aprovechado para destacar que Extremadura cuenta con el suficiente patrimonio y potencial para impulsar una Ruta Tartésica. «Eso es lo que vamos a hacer«, ha dicho refiriéndose a una ruta que ponga en valor al Museo Arqueológico de Badajoz; los yacimientos de Guareña, Medellín, Cancho Roano y La Mata y los hallazgos que se van encontrando. «Queremos que Extremadura sea el buque insignia de esta civilización en Occidente«, ha apuntado.
La mano de Maltravieso
Por otro lado, el equipo de la Dirección General de Bibliotecas, Archivos y Patrimonio Cultural de la Junta de Extremadura ha localizado una nueva mano en negativo que amplía el registro de este tipo de figuras en la Cueva de Maltravieso a un total de 61, incrementando de este modo el valor del yacimiento como uno de los enclaves fundamentales para el estudio del arte rupestre paleolítico en Europa.
La Cueva de Maltravieso atesora un importante conjunto iconográfico que reúne símbolos (puntos, triángulos, discos, trazos), figuras de animales y, sobre todo, representaciones de manos. El origen de estas pinturas se remonta hasta el paleolítico medio (más de 60.000 años) y su hallazgo ha sido clave para reconocer y valorar las capacidades simbólicas de los Neandertales.
A comienzos del mes de febrero, durante una visita de control a la cavidad, fue detectada la representación parcial de una pequeña mano en negativo colocada en posición horizontal y con los dedos orientados hacia la izquierda en relación a la posición del espectador.
Se reconocen únicamente los tres dedos centrales desde la zona de contacto con la palma, cuya escasa longitud invita a considerar la posibilidad de que pertenezca a un individuo infantil. El resto de la mano, especialmente la zona de la palma, ha quedado completamente cubierta por recrecidos de calcita que se han depositado sobre la figura original.
El hallazgo se ha producido en una de las zonas más profundas de la cavidad, la conocida como Galería de la Serpiente, en el interior de un pequeño divertículo de difícil accesibilidad, lo que ha provocado que esta representación haya permanecido inédita hasta el momento.
Su presencia en esta zona de la cueva es especialmente significativa, ya que alberga las representaciones de manos más antiguas de Maltravieso. El equipo de arqueólogos de la Junta de Extremadura realizará un análisis para datar las costras de calcita que tapan esta nueva figura, bajo la premisa de que existe una relación entre ellas que excede la mera proximidad.
En este sentido, se trata de una figura que comparte una concepción similar con el resto de las huellas neandertales de esta parte de la gruta, que no son manos con un carácter público, hechas para ser vistas de manera fácil y directa por las personas que transitaran en algún momento por este corredor, sino que se trata de figuras que tienen un carácter privado.
Esto llevó a su autor a elegir un pequeño espacio, ajeno a la zona de tránsito principal, para dejar el negativo de una mano ejecutando una suerte de ritual estrictamente íntimo, similar al que ya se percibía en las otras manos de cronología neandertal de la Galería de la Serpiente, donde se articularon dos únicos protagonistas: la propia pared de la cueva y la persona que dejó su huella sobre la misma.