Pocos conductores se han “atrevido” comprar un vehículo de este tipo. El diésel no está muerto; casi.
El gas-oil, el motor preferido hasta hace no mucho por los españoles, ahora son casi proscritos. El diésel ha caído en desuso y su presencia en el mercado parece ya testimonial. Resulta paradójico que allá por el año 2000 cuando se decía que el diésel, que emitía menos CO2 que los motores de gasolina, incluso fue «sugerida» la hora de comprar un coche nuevo. Actualmente, sólo los vehículos comerciales ligeros acaparan gran parte de las reducidas ventas de este, pero ese tiempo ya pasó. Hasta el punto de que, en 2024, la cuota de mercado del diésel en España ha caído a un nivel no visto desde finales de los años 1970. Durante los siete primeros meses del año, se han vendido en España 63.624 coches movidos por gasóleo, un 17,30% menos que en el año anterior. Esto representa una cuota de mercado de solo el 10,3%, frente a una cuota del 40% para los coches de gasolina y un 49,8 de electrificados y combustibles como GLP, GNL, GNC e hidrógeno. Teresa Ribera, inefable Ministra de Transición Ecológica ya dijo que “el diésel estaba muerto” y están haciendo todo lo posible para acabar con él desde el fenómeno del “dieselgate” que protagonizó el grupo Volkswagen.
Naturalmente ante más emisores de partículas que los motores de gasolina -aunque la diferencia tiende a reducirse con las gasolinas modernas más contaminantes-, los motores diésel necesitan de hecho sistemas de descontaminación muy complejos y costosos para ser tan «limpios». Sin ser penalizado directamente por el Estado, el diésel es cada vez menos rentable para los fabricantes que, por lo tanto, lo están dejando de utilizar, aunque este combustible sigue siendo, para muchos automovilistas que conducen mucho y fuera del centro de las ciudades, la mejor opción. Lo cierto es que el declive de este combustible es espectacular.